jueves, 8 de octubre de 2009

Los 7 más buscados...


Allí estaban, por fin los había encontrado. La búsqueda había llevado semanas y en algún caso hasta meses. Mi suerte había cambiado, los tenía a los 7, todos juntos después de muchísimos esfuerzos. Me acerqué con sigilo, iba solo en esta ocasión, no me podía descuidar. Miré a través de la puerta del “salón “ y al final del local estaban todos sentados alrededor de una mesa. El local abarrotado, en un pequeño escenario a la derecha de la mesa un par de chicas bailando a ritmo de una pegadiza música country. La larga barra del local albergaba al menos a 40 personas bebiendo en su mayoría cervezas y algún “Jack Daniels”. Unas 20 mesas más completaban el local, todas llenas de gente. Allí estaban los 7, los 7 más buscados…sólo tenía que entrar y llevármelos a los 7. Los más buscados: Jordi, Frank, Ramón, Figuerola, Alex, Albert y el cabecilla: Antonio. Alguno llevaba ya casi 2 años sin aparecer por la Bombonera.
Me armé de valor con un rápido trago que tome en una punta de la barra sin ser observado por el grupo. Ahora o nunca me dije a mí mismo. Di unos pasos en dirección a la mesa, en la cercanía ya se podían oír los chistes y chascarrillos de los presentes.
¡Alto amigos…vais a acompañarme ahora mismo, estáis todos detenidos! La música se paró de golpe, la barra quedó desierta al igual que las mesas más cercanas, la gente salió huyendo del local….¡Una redada, es una redada! Gritaban la mayoría. El más alto de todos ellos Figuerola se levantó de la mesa y de un manotazo salieron rodando unas olivas picantes. Dirigiéndose a mí desafiante dijo: ¿Y quién diablos eres tú para ordenarnos nada a nosotros? Tragué saliva, de nada me había servido el trago que había tomado hacía un par de minutos: “Soy Julius Wyatt Earp, sheriff de los Diablos Rojos en la Bombonera y os voy a llevar conmigo vivos o muertos”. Las risas de todos los presentes se convirtieron en carcajadas de los de mesa de los “siete”. Dándole unos largos sorbos a una “Estrella”, Antonio sin pestañear me preguntó: ¿Tú y quién más nos piensa llevar a la Bombonera? Ya te he dicho-le contesté- que lo voy a hacer yo sólo. Inmediatamente desenfundé mi revolver echándome al suelo. Los de la mesa, la derrivaron y a modo de parapeto me empezaron a disparar desde allí, a rastras y andando con los codos conseguí llegar con mucha dificultad hasta el final de la barra. Cientos de balas pasaban a escasos centímetros de mi cabeza, la muerte segura…
De repente todo cambió, me encontraba sentado en mi cama, cómo únicos ropajes llevaba los calzoncillos y una empapada camiseta antigua de los Diablos Rojos. En mi mano derecha blandía con toda autoridad un termómetro como si fuera una pistola. Gritaba con todas mis fuerzas: “Soy Julius Wyatt Earp y vais a venir conmigo a la Bombonera”. Una mano me hizo tumbarme en la cama…poco a poco fui despertando a la realidad. Cálmate- me decía Mila – y deja el termómetro que lo vas a romper. ¿Qué ocurre? Le pregunté aturdido. Me empezó a explicar: “Llevas más de 24 horas dormido, viniste del Hospital con esta especie de gripe y desde entonces has tenido pesadillas” Parecía ya un poco más tranquilo y fue entonces cuando mi mujer me dijo: “Un día de estos me tienes que explicar los rollos que os lleváis en la Bombonera, los Diablos Rojos y no sé quién demonios es ese Wyatt…parecéis una secta”
De toda esta historia amigos solo hay dos cosas que son verdad, la fiebre que he tenido estos días y los 7 Diablos Rojos que este año no han aparecido todavía por la Bombonera. Cada uno tendrá sus razones, pero es que…os encontramos a faltar a todos.

2 comentarios:

José Mª dijo...

Casualmente son 7, pero ¿cuáles?
- Los 7 principios
- Los 7 magníficos
- Los 7 saberes
- Los 7 enanitos
- Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva
- Los 7 samurais
- Los 7 pecados capitales
- Los 7 chakras
- Los 7 días de la semana
- Los 7 arcangeles
- Los 7 agujeros más impresionantes del mundo
Personalmente creo que son alguno de los pares.
Os esperamos para salir de dudas.
José Mª

Anónimo dijo...

Es impresionante ver cómo un simple virus agudiza la inspiración literaria de nuestro gran capitán.
No sé si compararlo con Truman Capote...... o mejor con Ken Follet ???