Para Paquita y Tomás
Recuerdo, Paquita, cuando me hablabas de Ágata cuando era muy pequeña y la tenías que llevar a todas partes contigo. Recuerdo que me lo contabas como una persona que se siente afortunada, que para nada le importa que tenga que levantarse más temprano, que no tiene familia o personas de confianza para dejarla. Ahora pienso que, aunque hubieras tenido esa posibilidad no la hubieras dejado.
También recuerdo cuando me hablabas de los logros personales y profesionales de Ágata, me dabas la impresión de que hablabas de un ángel, ese ángel que los buenos padres sabemos ver en nuestros hijos cuando son queridos y que nada tiene que ver con la ceguera y la exageración propia del padre que confunde amor con justificación.
Estoy viendo ahora mismo el álbum de la boda de Ágata, qué guapa. Lo miré un par de veces, me explicabas lo bien que había salido todo, lo bueno que era el hombre con quien Ágata se casaba.
A veces te preguntaba qué pensaba Tomás, incluso a él mismo le había preguntado alguna vez cómo se lleva eso de que una hija se vaya de casa, haga su vida, la comparta. Los dos me comentabais que si lo que deseaba para ella era que fuera feliz, todo lo que hiciera lo veria bien.¡Qué razón teneis!
El lunes se apagó la estrella de Ágata aquí, nadie te preguntó nada a ti, Paquita ni a ti Tomás, pero os puedo asegurar que desde entonces hay una estrella más en el cielo y es la que más brilla.
Paquita, Tomás quiero que sepáis que todos los que formamos parte de este blog os acompañamos en el sentimiento y recordaremos a Ágata siempre hasta que podamos brillar con ella en el firmamento.
En nombre de todos
José Mª Peleato
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