Que tal amigos
Atendiendo la reseña que Julian hizo en la crónica del pasado viernes, animado por lo escrito por nuestro capitán en relación a la visita 40.000 del blog y para saciar la curiosidad de los que se pregunten que narices hace el tío este en Georgia, os comentaré cuatro cosas de mi viaje por trabajo a tan lejano país.
De entrada llegar es complicado de huevos, tres horas de avión hasta Riga (Letonia), cinco horas de espera para coger el avión a Tiblisi, otras tres horas más de avión y después 250kgs de taxi por carretera de montaña hasta Kutaisi, ciudad situada más o menos en el centro del país. El objetivo final las obras para la construcción del nuevo Parlamento, que nadie sabe porque razón lo están haciendo en esta ciudad y no en Tiblisi la capital.
El país como lo diría finamente, es feo de cojones. Mas que independizarse de la antigua URSS, parece abandonado por los soviéticos, solo hay dos tipos de edificios los que están en el suelo y los que están a punto de caerse. La gente es simpática y agradable, aunque es imposible entenderse con ellos, hablan ruso o georgiano y de inglés nada de nada.
Lo de la forma de conducir es tema a parte, sin llegar a lo de El Cairo, aquí todo vale. Hay pocas carreteras con las lineas pintadas, pero como si nada, la gente circula por la izquierda este el carril vacío o venga alguien en contra, si se puede apartar ya se apartará. Además los coches por falta de recambios están como los edificios, más mal que bien.
Respecto a la comida, sopa y pollo eso sí cocinado de cuarenta formas distintas y como no un McDonals. Lo único bueno la cerveza y en botellines de 50cl, bromas las justas.
En difinitiva toda una experiencia para vivirla y una conclusión "al loro que no estamos tan mal" todo depende de como se mire.
UN ABRAZO
JUAN
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