sábado, 29 de agosto de 2009

Sexo Tántrico (y 7)


Más allá de los límites físicos
El sexo tántrico es una filosofía de comportamiento que exige un mínimo de tres horas para cubrir con éxito las sucesivas etapas y para acabar alcanzando un estado tal de hiperestesia erógena (mucha sensibilidad) que se convierta en el tan deseado hiperorgasmo. Es algo así como exacerbar el placer físico hasta una dimensión tal que supere precisamente los límites físicos.
El hiperorgasmo no es un espasmo físico, sino el punto más alto del placer y tiene una duración que se antoja larguísima. Quienes lo han vivido lo cifran en horas, aunque probablemente haya que hablar de minutos que –en semejante estado de placer máximo, incluso de pérdida de conciencia- se antojan infinitos.

Un maremoto de placer
Los apóstoles del sexo tántrico conciben el orgasmo corriente de este modo: “Los simples mortales imaginan que lo máximo del placer es alcanzar el orgasmo común: La verdad es que apenas han tenido un mero espasmo nervioso acompañado de un pequeño placer durante un cortísimo espacio de tiempo”. Y ellos mismos definen el hiperorgasmo con estas palabras: “Es un maremoto de placer indescriptible más alto que el de un orgasmo corriente, que mantiene a tu ser en éxtasis por un tiempo ilimitado”.
Quien ha experimentado las caricias tántricas, el coito tántrico y el hiperorgasmo explica que su vida ha cambiado, que la alegría le invade a partir de ese momento, que su productividad aumenta y –muy especialmente- que es más sabio porque ha alcanzado una nueva dimensión del ser humano.
Llegados a este punto, alcanzar el hiperorgasmo depende en exclusiva de la voluntad de cada persona, pero hay algunas condiciones básicas que deben cumplirse si uno quiere aterrizar en ese estadio superior de placer.

Lo importante es el camino
La primera es romper con la propuesta occidental contemporánea de practicar sexo. Es una propuesta primaria e instintiva, enfocada hacia la reproducción. La finalidad del sexo es Occidente es llegar al orgasmo. El sexo tántrico, por el contrario, enfoca su objetivo en el disfrute de la práctica en sí misma, sin objetivo final. Si dura menos de una hora, el tantrismo lo considera eyaculación precoz.
El cariño mutuo y la sensibilidad compartida son fundamentales en esta práctica, que aborrece los movimientos rápidos y groseros. Las prisas están prohibidas y queda dicho que durante las numerosas horas que debe durar, hay que olvidarse del mundo. Es importante sentirse ligero, ágil y libre, por lo que desde días antes hay que comer sano, sin ningún exceso, sin alcohol, tabaco, carnes rojas, grasas ni dulces. El ambiente debe ser tranquilo, acogedor, con música tranquila y suave, dando importancia a los rituales.
La práctica tántrica debe ser compartida y querida por ambos, debe ser una ofrenda vital, debe ser realizada con los ojos y el corazón bien abiertos. Por supuesto, las largas horas de actividad deben alternarse con periodos de descaso y reposa para que los sentidos se relajen y puedan alcanzar nuevas cotas de placer. El tantrismo cree que la eyaculación es un derroche de energía vital y, por tanto, enseña al hombre a controlarla y retardarla.
Calma, paciencia, dulzura, mirarse a los ojos, amarse sin prisa... condiciones básicas para que de las caricias tántricas se pase al coito tántrico y de éste al hiperorgasmo, el Everest del placer sexual.

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