sábado, 22 de agosto de 2009

Sexo Tántrico (6)


Diez posiciones
Tras los prolegómenos, el coito tántrico se inicia con al pareja sentada, echados ambos levemente hacia atrás y apoyando su peso en los brazos. La penetración es lenta y los movimientos pélvicos son circulares.
Le sigue una penetración profunda, con ella abriendo mucho las piernas, casi en forma de V. A continuación, compensando el anterior esfuerzo físico, el coito sigue con la pareja sentada, cara a cara, los cuerpos erguidos las piernas entrelazadas uno con otro. Es una postura para abrazarse, acariciarse y dejar que circulen los sentimientos.
La postura clásica del misionero será la cuarta etapa. El hombre debe cuidar en todo momento de retrasar y frenar su eyaculación porque la quinta etapa le llevará a una postura más cómoda: con el hombre estirado, la mujer se sienta en cuclillas sobre él en plenitud completa, ambos cogidos por las manos y con movimientos pélvicos circulares.

Un momento de respiro
La sexta posición es una variación de la anterior: el hombre se coloca unos almohadones en la espalda sobre los que recostarse, con lo que la mujer puede mostrarle su cuerpo y ofrecerle sus pechos para que él los bese dulcemente.
El séptimo apartado obliga a mirarse cara a cara y a detener la marcha. Es muy difícil hacerlo, pero es obligado si se quiere conservar la energía hasta el final. Para ello, una postura clásica con el hombre recostado de lado encima de ella será la ideal.
Pasado el pequeño instante de relajación, la octava etapa coloca al hombre encima por detrás de la mujer, ambos estirados, con penetraciones profundas y embestidas largas.
El noveno momento es el de las tijeras. Es una postura atípica, en la que ella recibe casi de espaldas pasando una pierna sobre la cintura de él, que la penetra profundamente, entrelazando los cuerpos.
Es el preludio de la última postura: él está semiincorporado y ella se sienta encima dándole la espalda, dejándose penetrar suavemente mientras él acaricia los pechos y le besa el cuello.
El coito tántrico ha culminado todas sus etapas y la excitación de los amantes es absoluta. Ha llegado el momento de vivir algo difícil de narrar: el hiperorgasmo.

Sexo tántrico (3ª parte): el hiperorgasmo
Una marea de placer imparable e indescriptiblemente más alto que el de un orgasmo ordinario. Eso es el hiperorgasmo, un estado casi paranormal de nuestra sexualidad que puede alcanzarse mediante el sexo tántrico. No es un simple espasmo de unos cuantos segundos, sino un estado de éxtasis ilimitado. Pero, ¿puede alcanzarlo cualquier persona normal?
La respuesta es que no se precisa ser ningún “atleta sexual” para conseguir el hiperorgasmo. Pero sí se requieren algunas condiciones básicas, que ya hemos tratado al hablar de las caricias y el coito tántrico. Condiciones como sensibilidad, sutileza, desinhibición, concentración, olvidarse del tiempo y las obligaciones, renunciar a las prisas y a las comidas grasas y bebidas alcohólicas, al tabaco y, muy especialmente, olvidarse del orgasmo como único foco importante en el sexo.
Más allá de los límites físicos
El sexo tántrico es una filosofía de...

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