Una jornada más y van 21 en esta temporada. Cuesta,
si sabré yo lo que cuesta…juntar un mínimo de 12 Diablos Rojos para jugar
nuestro partidito de los viernes. En esta ocasión la diosa fortuna, porque no
veo otra explicación, nos ha deparado una asistencia de 14 que viene a estar en
la media ponderada en esta difícil temporada.
Conseguimos hacer dos equipos de la siguiente
manera:
EQUIPO AMARILLO: Márquez, Sergio, Aurelio, Aitor,
Xavi Pont, Andrés y Pol.
EQUIPO AZUL: Pepe, Kike, Ángel, José Mª, Javi, Toni
y Juli.
Nos alegramos un montón de la vuelta a la Bombonera
de Aitor, ausente desde el pasado 10 de febrero y de Aurelio, inédito desde el
10 de marzo.
Claro dominio amarillo que aprovechó el bajo nivel
general de los azulados. Una y otra vez el equipo comandado con maestria por
Xavi Pont daba goles a sus compañeros de equipo a pesar de no encontrar él el
deseado gol. Hasta Sergio “El Pistolero” marcó dos soberbios golazos uno de
ellos de “vaselina” de manual que hubiera firmado el mismísimo Neymar. Fue
ovacionado con todo merecimiento por los dos equipos y si se me hubiera
permitido se hubiera llevado los dos balones a casa. Muy fuertes estuvieron en
todas las posiciones Márquez, Pol y Andrés. Incluso Aitor después de mucho
tiempo de ausencia estuvo notable. Los azules naufragaron en su “Titanic”
particular y los músicos seguían tocando su partitura a pesar de que el agua sobrepasaba
la altura de las pantuflas. Alguno decidió unilateralmente irse a vestuarios
mucho antes de tiempo y lo único que lamentamos el resto del equipo es no
habernos ido todos con él a la reparadora ducha.
La hora del Fimons nos reunió a 8 de nosotros puesto
que a última se unieron a la fiesta Peter y Julián Aranda. Fue una agradable
cena con superbocadillos (a Salva se le fue la mano) que pocos nos pudimos
acabar. Hubo cervezas, bastantes y sufragó todo Julián Aranda que nos comunicó
que para el mes de octubre será abuelo por segunda ocasión y en este caso se
trata de un niño. Damos nuestra felicitación a nuestro buen compañero Julián
(emocionado) y por supuesto a su familia.
A una hora bastante avanzada abandonamos el local
con la sensación de haber hecho uno de los peores partidos de nuestra vida pero
con la alegría de haber pasado unas horas muy agradables en compañía de
nuestros amigos.
Hasta pronto amigos.
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