jueves, 7 de febrero de 2019

Truenos y Relámpagos.



Ni se sabe lo que nos costó reunir a los 13 jugadores de este viernes pasado. Las previsiones del tiempo eran inciertas y hasta se había programado de forma un tanto improvisada la novedad de jugar en el campo del Pomar. Para la aventura de jugar en césped necesitábamos un mínimo de 16 cosa que no llegamos a consumir a pesar de los ímprobos esfuerzos de Pepe, nuestro “Capi”. Así que no tuvimos más remedio que jugárnoslo todo al “7 negro” y volver a nuestra querida Bombonera.

Conforme iban pasando las horas, las modernas aplicaciones de los móviles nos señalaban que el frente estaba acercándose peligrosamente a Badalona. Alguno llegó casi a intuir el momento exacto en que eso ocurriría.

Con el convencimiento de que no llegaríamos hasta las 12 menos cuarto, estos 13 Diablos Rojos se dividieron en dos equipos:

EQUIPO AZUL: Pepe, Angel, Kike, José Mª, Carlos, Bernat y Juli. (7)

EQUIPO FUCSIA: Jordi Jr., Raúl, Sergio Bandeira, Sergio Marín, Paco Romero y Adrián Romero (*). (6).

(*) Adrián ausente en la Bombonera desde la jornada 13 de la temporada 15-17 (13 de enero de 2017).

Antes de comenzar el partido nuestro Capi bien provisto de mocho y fregona estuvo quitando algunos charcos del campo. Como ya es habitual ya no solo en la Bombonera sino en este país, 8 de nosotros observábamos las evoluciones de Pepe haciendo hincapié en los lugares en que se tenía que emplear más a fondo…y es que hay cosas que no cambiarán nunca. 


La nota de humor en los vestuarios fue protagonizada por Bernat al que alguno de nuestros más veteranos Diablo Rojo se atrevió a apellidarlo Marín ante la presencia de Raúl y Sergio, creyendo en su foro interno que se trataba del hermano mayor de la saga. En fin, es como el caso de otro conocidísimo Diablo Rojo con un montón de partidos en la Bombonera que aún de vez en cuando me pregunta por el nombre de alguno de los que no son tan habituales.

Se jugó a ritmo trepidante. La aventura apenas duró unos 20 minutos. Empezó la lluvia con unas leves gotitas y se fue envalentonando poco a poco. Se sucedían los goles en ambas porterías a una cadencia de 1 por minuto pero ya no se pudo seguir más. Sacábamos las porterías y la lluvia empezó a azotar con intensidad acompañada de estruendosos truenos que nos acompañaron hasta que salimos de vestuarios.

La hora del Fimons nos reunió a 8 de nosotros contando que se unieron a la fiesta Peter y Enric. Hubo agradable conversación que acompañó la ingestión de unos bocatas sin que faltara (por supuesto) el tomate con cebolla de la huerta de Salva. A una hora equidistante entre lo temprano y lo tardío se dio por finalizada la jornada.

Y esto es lo que os puede contar de lo que aconteció este pasado viernes este humilde “relator” aficionado.

Hasta pronto amigos.

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