Lo dimos todo hasta quedar literalmente muertos. Es
la consecuencia lógica de la bajada de asistencia a los partidos. Menos gente,
toca correr más y si tenemos en cuenta que muchos sobrepasan la cincuentena y
alguno un poquito más lo entenderéis. Se pudo jugar gracias a los jóvenes y
sobre todo a la incorporación a última hora del hijo de Tato: Tomás. Por cierto
que Tato se lesionó durante el partido y tuvimos una baja más, esperemos que se
recupere pronto. El partido empezó con una asistencia de 11 jugadores.
Los equipos fueron los siguientes:
EQUIPO A: Tato, Tomás, Eric, Jordi Jr., Sergio y Paco Romero (6)
EQUIPO B: Kike, Pepe, Paco Villar, Ángel y Juli (5).
Si tenemos en cuenta que el equipo A contaba con 3 jóvenes
por uno solo de los del B entenderéis la masacre que ocurrió en la Bombonera.
¿Un palizón? En absoluto, igualdad extrema en los dos bandos con una lucha sin
cuartel de las que pocas veces se han visto en la larga historia de los Diablos
Rojos. Todos absolutamente tuvimos nuestras oportunidades y hasta Sergio “El
pistolero” podía haberse llevado los balones a casa.
El final de la noche como siempre en el Fimons con
Salva, Carlos y Vanessa. Cervezas, pinchos, torreznillos, boquerones, tomate
con cebolla…A una hora avanzada por lo que suele ser costumbre abandonamos el
local con la agradable sensación de haber pasado una excelente velada de fútbol
y amistad.
Y esto fue todo amigos, hasta la próxima.
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