Pepenbauer arrasa en Siberia.

Desde luego no es la imagen de la Bombonera, sino del campo del Lokomotiv de Moscú con una temperatura de 20º bajo cero. Lo que sí es cierto es que hacia uno de los días más fríos de toda la temporada y eso pesó  y mucho en las delicadas epidermis de muchos Diablos Rojos. Como no tengo intención de relacionar a todos ellos, que disfrazaron sus negativas con excusas de lo más variopinto y que hicieron agudizar su ya desarrollado ingenio. Cierto es que algunos se morían de ganas de venir a jugar pero les pilló retirado como fue el caso de Pedro Piedra que estaba en Santiago de Compostela. Hubo alguna causa justificada, pero muy pocas.

En total asistieron 13 Diablos Rojos y por tanto se formaron 2 equipos de la siguiente manera:

EQUIPO AMARILLO: Javier, Pol, Jordi Jr, Jordi Ranz, Sergio Marín y Andrés (6).

EQUIPO AZUL: Pepe, Aitor, Juli Jr., Angel, Manolo, Xavi Pont y Juli (7).

Como podéis observar 6 de ellos menores de 30 años. En esta ocasión los jóvenes hicieron posible que se jugara el partido y es lógico agradecerlo.

Creo que la superioridad numérica se notó y condicionó casi toda la noche. Los azules fueron superiores en juego, en acierto y en número de efectivos. Solo ya al final de la noche los amarillos empezaron a conseguir goles. Una cosa que hay que alabar a estos es que en ningún momento tiraron la toalla. Destacaría la presión que ejerció toda la noche Javier sobre la defensa azul y los esfuerzos de Pol, Andrés, Jordi Ranz y Sergio Marín por intentar contener el ataque amarillo que contó en la punta de ataque con Ángel y Xavi Pont. Estuvo muy luchador Manolo y trazó buenas jugadas Aitor. Si hay que destacar a alguien sobre todos los demás ese fue Pepe. “Pepenbauer” estuvo espectacular, el bastión de la defensa, por arriba con sus cabezazos, por abajo con su control de balón y centros milimétricos. Sinceramente y no exagero si os digo que fue una actuación de “10”, su mejor partido en su ya dilatada carrera en los “Diablos Rojos”.

Nos pasó a recoger el Presi en esa fría noche y solo 5 de nosotros nos dirigimos al Vinapi a cenar. No desvelaré ningún secreto  gastronómico pero os diré que lo que se sirvió estuvo de notable alto y a un precio muy ajustado. Hubo cervezas, hubo brindis, se repasaron antiguos “expedientes” y entre risas abandonamos el local a una hora bastante avanzada. Pero el destino nos gastó una “broma macabra” (como diría Sabina) y acabamos todos nosotros en las cocheras de la grúa para rescatar el vehículo de nuestro buen amigo Manolo del cual no sabemos si se habrá recuperado ya de tamaño infortunio.

Y eso fue todo amigos, esperemos que la próxima semana muchos Diablos Rojos salgan de sus cuevas y nos hagan gozar de su presencia en la Bombonera.