Tendremos que mandar a nuestros mejores embajadores
a negociar un nuevo convenio con las fuerzas divinas por el tema de la lluvia
que está pulverizando materialmente la temporada 2016-17. Solo durante el
periodo de lo que llevamos de año en 4 ocasiones hemos tenido que suspender por
lluvia (20 ene, 27 ene, 24 feb y 3 mar). Unas nefastas estadísticas que rompen
cualquier esquema. En esta última ocasión ya teníamos una lista de convocados
de 16, una buena cifra por lo que vienen siendo los últimos tiempos que vienen
diezmados por las bajas, las ausencias de todo tipo, el desinterés de algunos y
muchas cosas más.
Este pasado viernes, así las cosas, algunos optamos por
un plan B a la antigua usanza. Siete Diablos Rojos nos encontramos en el Fimons
para cenar alguna cosita y beber unas cervecitas. El local abarrotado lógicamente
a una hora tan temprana con el consiguiente agobio por parte de Salva de
ubicarnos en una mesa. Optamos por mayoría dejarnos hacer en cuánto a la comida
que nos sirvieron, aunque este tema requerirá de una pequeña revisión en el
futuro por el tema de los precios. Aprovecho desde este humilde blog desearle
mucha suerte a Toni el veterano camarero que se jubilaba al día siguiente.
La conversación, como siempre, animada. A la hora de
los cafés además de recaudar para la tradicional quiniela semanal (pozo sin
fondo) reparamos una flagrante injusticia cometida por omisión en este caso.
Como todos sabéis nuestro buen amigo Manel cumplió años, concretamente 50, el
pasado 25 de diciembre día de Navidad. La pertinaz lluvia, acompañada por la
ausencia sistemática de nuestro buen amigo no permitió que se le entregara la
camiseta negra con el anagrama de los Diablos Rojos por delante y la lista de
todos nosotros en el reverso. En esta
ocasión no nos olvidamos de Emilio como en la última ocasión y si alguno
observa que no está incluido le pido que me lo haga saber para subsanarlo. Ruego
disculpas al compañero Manel por el retardo y agradezco la colaboración de ESTAMPAT 41
(Dani Villar).
Vinieron los cafés y lógicamente hasta los chupitos,
en el exterior una intensa lluvia barrió literalmente a la gente de las calles.
El final de la jornada fue inédito. Nada más ni nada menos que una pequeña “timba”
de dominó. A una hora ya bastante avanzada, con un resultado bastante igualado,
fuimos amablemente invitados a pasar por caja y coger los bártulos para “cocheras”
(expresión que le encanta a nuestro buen amigo Pepe). En el exterior algunos
quedamos para el domingo hacer una salidita del “Komando Bokadillet” hasta la
torre de Vigía.
Resguardándome de la lluvia que aún caía intensamente
me dirigía a casa con la sensación de haber pasado unas horas muy agradables en
buena compañía pero con la tristeza de no poder jugar una vez más en nuestra
querida Bombonera.
Hasta pronto amigos.
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