Estuvimos toda la semana pendientes de la lluvia, de hecho
en los dos últimos días habían caído un montón de litros, pero es que a
nosotros nos gusta desafiar a los elementos. Y el tiempo no falló al contrario
que muchos Diablos Rojos que por lesión, imponderables o desidia no pudieron o
no quisieron venir.
Al final se obtuvo un buen resultado de asistencia: 17.
Se formaron 3 equipos de la siguiente manera:
EQUIPO A: Pedro Alvarez, Emilio, Sergio Bandeira, Alberto,
Sergio Marín y Raúl. (6)
EQUIPO B: Kike, Pepe, Peter, Javi, José Mª y Juli (6)
EQUIPO C: Xavi Pont, Andrés, Aitor, Isidro y Carlos Totti (5).
Descansó en primer lugar el quipo C.
De entrada quisiera que alguno entendiera que aunque había
un equipo de 5 jugadores este estaba perfectamente compensado. Los equipos no
son fruto de la casualidad, un servidor intenta dentro de lo posible que los
partidos estén lo más equilibrados posibles. Alguno, con toda la buena fe del
mundo, intentó compensar esta diferencia numérica sumándose espontáneamente al
equipo, pido encarecidamente que no lo hagan, porque ceder un jugador de un
equipo es quitárselo a otro o en algunas casos jugar el siguiente partido en
precario.
El equipo más poderoso de la noche sin duda fue el C,
comandado magistralmente por Xavi Pont y Andrés. Solo ya en el último partido y
a pesar de sumarse un voluntario a sus filas no pudieron evitar una aplastante
derrota ante el equipo B que jugó los mejores 10 minutos de toda la noche. El
equipo A estuvo guiado por Pedro Álvarez que contó en la delantera con los
hermanos Marín y Alberto además de Sergio “El pistolero” en una discreta noche.
La hora de la cena nos llevó en esta ocasión al cercano
Fimons donde Salva y sus chicos se desvivieron en servirnos a los 9 que allí
acudimos. Hubo bocadillos, cervezas, aceitunas, patatitas, boquerones,
torreznillos, olivas malagueñas, chupitos, cacahuetes…en fín todo lo necesario
para reponer energías. La conversación oscilando entre un repaso general a la
historia encabezado por nuestro “Cucurull” particular, la gastronomía y
curiosamente acabamos no hablando de mujeres sino del “dedo gordo del pie”, y
es que amigos, las conversaciones bizantinas nos llevan por estos extraños
derroteros.
A una hora prudente y sin tener que utilizar la fuerza de la
autoridad abandonamos el local para dirigirnos prestos a nuestras respectivas
bases.
Hasta pronto amigos.
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